miércoles, 11 de enero de 2012

"Dejadme soñar"

3 comentarios
Érase una vez que se era la historia de una ciudad que vivía instalada en la segunda división del fútbol español y que soñaba, llevaba años soñándolo, con ser de Primera o, al menos, con estar en primera división. De hecho, esta ciudad y su equipo llevaban décadas soñando con llegar a lo más alto del panorama nacional y quizá por eso, porque esta ciudad a orillas del Guadalquivir sólo soñaba (“y los sueños, sueños son”) y no hacía nada para hacer realidad sus sueños, nunca lo lograba. En cambio, esta ciudad y su equipo sí se encontraban, para su desgracia, ‘dormidos’ en la más profunda de las mediocridades, en la inactividad más absoluta y el fracaso más abyecto. Cierto es que la ciudad había vivido tiempos peores, épocas de ostracismo en las que se veía repudiada a las entrañas del grupo cuarto de Segunda división ‘B’. Pero también hay que decir que la situación actual tampoco es que fuera mucho mejor ni para ‘tirar cohetes’, con el club sumido en una crisis deportiva que lo ahogaba y atrapado a su vez por una deuda económica que maniataba cualquier proyecto medianamente serio de dar el gran y tan anhelado ‘salto de calidad’.
Sinceramente, quedaban ya pocas personas en la ciudad que recordasen el pasado glorioso de la entidad, que hubieran visto al club en primera división y hubiesen asistido al campo para ver jugar (frente a su equipo) al Real Madrid, al Barcelona o al Atlético de Madrid. El tiempo pasa inexorablemente y la gente olvida y también se acostumbra, se acostumbra a no ser importante y a ser, al mismo tiempo, un equipo mediocre, un club de segunda fila y entonces, cuando eso ocurre, a la grada sólo le queda la posibilidad de recordar, la baza de fantasear con lo ocurrido hace tanto y, si han pasado muchos años (como le ocurría a esta ciudad y a su club), este recuerdo también se ve difuminado, cuando no borrado. Toda la historia se ha perdido y ya no quedan memorias en las que instalarse. No hay nada, salvo la nada más absoluta. Y es entonces, en ese triste y preciso instante, cuando se empieza a soñar, cuando se imagina y se fabula y se crea, todo ello con tal de escapar, de no aceptar la realidad, que es demasiado triste y agobiante.


Y, qué sorpresa, esta ciudad soñó tanto y con tanta intensidad y durante tanto tiempo que, cuando peor era su situación, el equipo se plantó, ‘sin comerlo ni beberlo’, en octavos de final de la Copa del Rey y no sólo eso, sino que, además, el club tenía serias opciones de llegar a los cuartos. Todo iba a depender de una noche, dependería de una noche…
Todo dependerá de esta noche, una velada en la que el Córdoba visita el campo del Espanyol y en la que tiene que defender la ventaja de dos goles a uno ganada en el partido de ida de hace una semana. Y a mí, sinceramente, me da igual que el Córdoba pase la eliminatoria esta noche ganando, empatando o perdiendo por la mínima; tampoco si consigue sellar el billete para los cuartos con un ‘golito’ en fuera de juego o de penalti inventado e inexistente y, aún peor y más marrullero sería, con el tiempo añadido ya sobrepasado. Lo importante de hoy, de esta noche (a las nueve y sólo para los ojos del PPV, resto de mortales vía radio) es pasar y batirnos con el Mirandés dentro de escasos días y, por qué no llegar a semifinales, algo que sería histórico, y, ya que estamos en semifinales, por qué no alcanzar la gran final ante un Madrid o un Barsa (se me hace la boca agua sólo de pensarlo) y alzar el título, y en ese momento ser leyendas y recordar de pronto toda aquella gloria ‘cordobesista’ perdida décadas atrás y…

¿Qué queréis? ¿Por qué os extrañan mis disparates y mi exacerbada imaginación? Al fin y al cabo, yo también soy hincha del Córdoba y, como tal, estoy atado a aquella extraña maldición que nos hace soñar y soñar, imaginar e imaginar, todo con el propósito de escapar, de no aceptar la cruda realidad y excavar en el pasado olvidado y que al estar olvidado, por tanto, no somos ya capaces de narrarlo, ni siquiera de recordarlo. Aunque, ahora que lo pienso no sé a ciencia cierta, no sé qué creer y qué esperar del partido de hoy. Quizás esta noche sea todo distinto y el equipo esté bien ‘despierto’, con los pies en el suelo y sabiendo lo que se juega… “Dejadme soñar”, os decía antes y os imploro ahora; y, esta noche, ¡todos con el Córdoba!



Sigue al autor en Twitter: @fer_garciacruz 

3 Responses so far

  1. Se acabó el sueño, otro año más. Nos sobraron los minutos finales, pero fue bonito mientras duró y en la Copa del año que viene más... Al fin y al cabo, la esperanza es lo último que se pierde y lo único que no nos pueden quitar!

  2. El Córdoba ha dado una autentica lección a todos. Ha sabido competir y pese a que no le ha tocado un cuadro fácil en demasía, se ha plantado en octavos como unos grandes.

    ¡Ojalá el año que viene se vea en Primera!

  3. Anónimo says:

    Da gusto leerte, Fernando, casi haces olvidar el "fatídico desenlace". Os sigo. Encantada de conocer Sportacus y de saludaros, ¡mucha suerte!

    Teresa Nevado

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