jueves, 19 de enero de 2012

'Entre Pinto y Valdés-moro'

3 comentarios
Ayer, justo después de abandonar el hotel de concentración, el autobús que tenía que llevar a la plantilla del Real Madrid hasta el Santiago Bernabéu se perdió. Fue culpa del chófer pero también hay que decir, en su defensa y a modo de disculpa, que con tantas zanjas y obras como hay en la capital de España le resultaría difícil no perderse hasta al más experto de los taxistas madrileños. El caso es que este pobre chófer, sobre el que recaerán todas las culpas del desastre de anoche durante los próximos días (sólo es cuestión de tiempo que esta noticia que aquí desvelo se descubra y salga publicada en todos los medios de comunicación), se perdió totalmente y el despropósito esperpéntico se puso de manifiesto cuando este conductor, sin darse cuenta, incorporó el blanquecino autobús que conducía en la mismísima autovía. Ahí la situación ya pasó de ser grave a volverse muy, pero que muy, grave y en el rostro de Mou, y también en el de sus jugadores, empezó a dibujarse una expresión de terror, una duda que adquiría peso y forma con cada kilómetro que se alejaban del Paseo de la Castellana: “¿Y si no encontramos el camino? ¿Y si no llegamos a tiempo al campo?”
Esto ya no lo sé a ciencia cierta, pero me han comentado fuentes oficiales del club merengue que un par de horas antes del ‘clásico’, cuando los directivos ya empezaban a preocuparse porque el autocar parecía llegar con retraso al campo, la entidad recibió una llamada de un miembro de la plantilla (no me han querido decir quién hizo la llamada) que les informó de que el bus de la comitiva blanca se encontraba perdido en plena meseta, parece ser que en algún lugar remoto ubicado entre las localidades de ‘Pinto y Valdés-moro’. La catastrófica noticia tardó apenas unos minutos en llegar a oídos de Florentino Pérez que, bastante asustado, pidió ayuda a sus hombres de confianza con la intención de encontrar entre todos una solución a tamaño problema.
Curiosamente, también me cuentan, fue Miguel Pardeza (por otra parte, siempre tan callado y discreto) el que tuvo la genial idea: “Presi”, le espetó a Florentino, “yo conozco a unos chavales, son de la selección madrileña de karate, que no tratan muy mal el balón y que bien maquillados podrían pasar por nuestros jugadores de la primera plantilla”. Como ya quedaban algo menos de dos horas para el pitido inicial del ‘clásico’ y nada se sabía del autobús extraviado, el presidente del Real Madrid no pudo negarse a la propuesta de Pardeza e, inmediatamente, se iniciaron todos los trámites necesarios para ponerse en contacto con la Federación Madrileña de Karate.
Emilio Butragueño fue el encargado del maquillaje y de la transformación visual de los ilustres karatekas en estrellas de fútbol. Y la verdad es que el resultado quedó muy convincente. Además, es que estaban todas las estrellas blancas, casi parecían los auténticos: al más guapetón de la selección de karate lo disfrazaron de Cristiano y lo caracterizaron de manera tan excelente que hasta acabó marcando el único gol del Madrid (resulta casi paradójico que la mejor versión de CR7 no sea ni siquiera una versión del propio CR7, sino su doble, su suplantador); como encontraron en el vestuario (la ‘transformación visual’ se realizó en el propio estadio debido al poco tiempo disponible) un tinte para ponerse mechas en el pelo, a otro le hicieron parecerse a Coentrao; al más ‘calvito’ y que, además, era el único de toda la selección madrileña de karate que poseía el codiciado rango de cinturón negro, le tocó hacer de Pepe y se empleó a conciencia, utilizando todos sus movimientos aprendidos durante años de constante instrucción; con el que iba a hacer de Ozil el equipo de caracterización lo tuvo más complicado, ya que el maquillaje necesario para que los ojos del karateka en cuestión se asemejaran a los del alemán tardó bastante más rato en ser aplicado y quedar bien y, por tanto, el ‘falso’ Ozil pudo salir a jugar únicamente en la segunda parte, sustituyendo a un Lass también ‘falso’ que, como le sucede a todos los ‘Baltasares’ cutres de las cabalgatas de Reyes Magos, se le caía la pintura con el sudor y empezaba a poder entreverse su verdadera pigmentación de la piel, blanca, muy blanca. De modo que, minutos antes de que el balón echase a rodar, ya estaban todos los jugadores listos y todos, además, caracterizados a la perfección; a un experto le hubiese sido realmente difícil distinguir en ese momento a los jugadores ‘originales’ (perdidos en La Mancha) de los dobles.
Sólo había uno que realmente había sido y, de hecho, era jugador del Real Madrid y no, por tanto, karateka, aunque este futbolista en cuestión no es que hubiese jugado muchos minutos en lo que llevamos de temporada. Se trataba de Altintop (‘Altin-top’, la sílaba ‘top’ habla por sí misma) que, como se había dejado las botas olvidadas en casa, volvió del hotel a recogerlas (con el permiso del auténtico Mou) y ya no le dio tiempo de regresar a la concentración para coger el autobús, así que fue al campo por su cuenta y eso le evitó el perderse con el resto de sus compañeros. Como resulta que este tal Altintop, aunque no lo pareciera por sus características técnicas, sí que era jugador de verdad del Madrid, el ‘falso’ Mou lo colocó en el once titular, por aquello de que algo bien tendría que hacerlo, al menos lo haría supuestamente mejor que el resto de karatekas, y, además, así se ahorraban tener que maquillar y disfrazar a otro más, que el tiempo cada vez andaba más justo y a Butragueño ya no le llegaba la camisa al cuello con tanto trabajo acumulado.
Al final pasó lo que irremediablemente tenía que pasar y ganó el Barcelona, aunque sólo por un gol y necesitó remontarle el partido al ‘falso’ Madrid. Los karatekas convertidos en estrellas del fútbol lo intentaron con todas sus fuerzas, pero no pudo ser y acabaron desquiciados, tanto que llegó un momento del encuentro en el que se olvidaron del deporte al que estaban jugando y comenzaron a utilizar llaves y golpes más propios de las artes marciales que tan bien dominan… Pero, a ver, qué le vamos a pedir a estos pobres hombres que bastante mal rato sufrieron ya al tener que sustituir, de sopetón y de golpe, a ‘cracks’ mundiales como Cristiano, Benzema y Xavi Alonso.
Ellos lo intentaron con toda su alma. La culpa de todo este desastre la tiene el chófer, ese conductor de autobús que, según me comentan, sigue perdido por los páramos de España. Tengo novedades: Di María acababa de subir una foto a su cuenta de Twitter, una imagen en la que se ve a un burro; quizá, se me ocurre, estén en Mijas, quién sabe. De momento, gracias a Dios, todavía tienen una semana entera para encontrar el camino de vuelta a casa y viajar a Barcelona ya que, para desgracia merengue, esta eliminatoria no es a partido único (como envidio a los ingleses) y en unos días tendremos el partido de vuelta. “¿Por qué?” (Imaginadme diciéndolo con acento portugués).

Sigue al autor en Twitter: @fer_garciacruz 

3 Responses so far

  1. José Antonio Tapia says:

    En un principio me he creído lo del conductor del autobús perdiéndose, pero se nota que lo has escrito tu, ya que pocas personas tienen tu talento al desfasar y criticar de esta manera, aunque no pusiera quien lo ha escrito, lo imaginaria, pero has conseguido atraer la atención del lector creyendo que va a leer una primicia y poco a poco irse dando cuenta que no se puede criticar con tanta elegancia y atrevimiento, por ello impides que dejemos de seguir leyendo. Pocos escritores y periodistas podrían conseguir esta sensación y terminar quedando como un héroe de las palabras y las criticas, por ello te mereces mis felicitaciones.

  2. Bueno, bueno, bueno, bueno; madre mía, gracias Tapia, joe que comentario más bonito, me has ganado ya para siempre.
    ¡Muchas gracias! Esta tarde, cuando te vea, te daré un fuerte abrazo y (que no se me olvida, no te preocupes) también te abonaré la correspondiente cantidad de euros que pactamos ayer a cambio de que escribieses este 'espontáneo' comentario... jajajaja, XD

    Pd: mira que creerte al principio que yo iba a dar una exclusiva en primicia!

  3. Pablo says:

    Tapia, y cuánto dices que te tengo que dar para que me escribas también ese pedazo de comentario¿? xD

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