Por fin empieza la temporada de tenis. Y por fin empieza el Open de Australia. Es la primera vez en años que el favorito no se apellida ni Nadal ni Federer sino Djokovic. El serbio, que conquistó el año pasado el trofeo, vuelve igual que el anterior: confiado y seguro. Con fe en sí mismo. Y esa es la gran ventaja del número uno en comparación con los demás jugadores. El serbio sabe lo que hace. Controla su ansiedad con aparente facilidad. Y después de hacer una gran temporada sorprende su tranquilidad con declaraciones como estás que soltó hace unos días:
"No creo que mi juego deba cambiar. Creo que solo tengo que mantener la consistencia. Hay que ser optimista y positivo.”
No obstante, el serbio es consciente de que será “difícil repetir la temporada pasada”. Y es que Roger Federer, Rafa Nadal, Andy Murray, David Ferrer y Jo-Wilfred Tsonga pueden plantar cara, y mucho.
Aun así, desde mi punto de vista, Roger Federer es el que más oportunidades serias tiene para conquistar el Open. Él es el favorito indiscutible para conquistar el trofeo. Y no lo digo por ser el clásico cliché de que el suizo es el que más veces ha ganado este torneo ni porque por ser el mejor debe estar ahí. Sino porque acabó la temporada de una forma espectacular conquistando el Torneo de Maestros de Londres desplegando un juego muy rápido, sólido y seguro. Una forma de juego que sólo el suizo sabe cómo hacerlo. Su punto débil puede ser el físico, ya que la espalda le ha dado problemas, pero asegura de que ha podido entrenarse al 100%. Ojalá pueda desplegar su mejor tenis.
En cuanto a Rafa Nadal, ganas no le sobran para disputar este torneo. Ya acabó la temporada pasada haciendo una autocrítica argumentando que su tenis debería mejorar: "Me ha faltado ser menos previsible jugando", comentó a final de temporada. Ha empezado la temporada con dolores físicos, pero si Rafa Nadal tiene una gran virtud es que en los momentos de presión puede aguantar el dolor y dar lo mejor de sí mismo. Pero, ¿tiene más dudas Nadal? Sí, las tiene. El problema que tiene Rafa Nadal es que… nosotros siempre le buscamos un problema. Dudamos de su juego, de su cabeza, de su físico e, incluso, nos atrevemos juzgar sus relaciones personales. Sin duda, la derrota de Indian Well contra Djokovic fue la que marcó el punto de inflexión en la temporada del año anterior y eso le provocó dudas en la temporada. Perdió partidos (es humano, qué le vamos a hacer), pero aun así hizo una de sus mejores temporadas de la carrera al ganar otra vez el Roland Garros y la Copa Davis, entre otros trofeos. Y por esa razón es también favorito indiscutible para luchar por su segundo Open Australiano.
Otro jugador del que no podemos dejar de hablar es Andy Murray. Y es que el británico ya se ha plantado dos veces en la final del Open de Australia, por lo que se convierte también en favorito para ganarlo. Sin embargo, su concentración le guarda malas pasadas cuando llega lejos. Le vencen sus nervios. En una ocasión unos ingleses fervientes seguidores del tenis me comentaron por qué el escocés tiene una actitud tan diferente entre los partidos, digamos, “asequibles” y los partidos “importantes”. Las razones fueron muchas, pero hubo dos que creo que son las más importantes. La primera es que tiene todo un país encima, una nación con una enorme tradición tenística como es Gran Bretaña y que lleva décadas sin que uno de sus jugadores conquiste un torneo grande. Y la otra razón es el no tener un entrenador que le dure. Siempre que los resultados no acompañan, culpa a los demás y cambia de equipo y eso es algo que, lamentablemente, suele hacer demasiado a menudo. Desde principios de año entrena con el que fue número uno del mundo en los 90, Ivan Lendl, más conocido como ‘Iván el Terrible’, que en su etapa de jugador jugó hasta 19 finales de ‘Grands Slams’ y llegó a ser número 1. Esperemos que el checo ordene bien su cabeza. Claro, que si no lo ha hecho el británico todavía… ¿quién lo va a hacer?
Otro español que da muy buenos resultados en pista dura es David Ferrer. La temporada pasada del alicantino fue espectacular, jugó uno de sus mejores partidos de su vida contra Del Potro en la final de la Davis en Sevilla y recientemente ha vencido en el torneo de Auckland (Nueva Zelanda). Sin embargo, es un jugador cíclico, a veces juega con una confianza tremenda y otras no está seguro de sí mismo. Algo similar ocurre con el francés. Tuvo un buen final de temporada en el Torneo de Maestros y en los ‘Grands Slams’ suele tener un papel destacado en las competiciones de pista dura.
Sea quien sea el ganador, se espera un torneo que promete, ¡que empiece el espectáculo!
Sigue al autor en Twitter: @Pablonarvaez21
Yo me voy a arriesgar a decir una final bizarra... no sé porqué, pero veo a Ferrer en la final. No sé si el cuadro lo permitirá, pero una final Ferrer-Tsonga la veo factible. Djokovic no está al 100% y Nadal y Federer no suelen empezar tampoco de manera espectacular salvo alguna excepción (Esa enorme final en la que Federer se derrumbó a llorar). Y creo que Ferrer hasta después de Roland Garros le toca la buena racha XD
Si Ferrer se lo cree estoy seguro de que puede conseguirlo, pero claro necesita tener fe y un poco de suerte...